martes, 10 de marzo de 2009


En Auckland, Nueva Zelanda, lo más difícil hoy es encontrar estacionamiento. La gente no tiene miedo de dejar su vehículo en la calle durante una o varias noches y que, en ese tiempo, el auto le sea robado. Tampoco hay desarmaderos, como en la Argentina.

Cuatro años atrás, en Auckland, que es la ciudad más grande de Nueva Zelanda y tiene una población de 1.237.000 habitantes, se puso en marcha un programa especial que, en sólo seis meses, logró reducir en 30 por ciento el robo de automóviles, según explicó William Godnick, investigador de Internacional Alert y de la Universidad de Bradford, en Gran Bretaña.

Como entre los adolescentes hay un preocupante nivel de consumo de alcohol, se aumentaron los controles sobre la venta de bebidas alcohólicas durante la noche y la madrugada.

En Nueva Zelanda, la inversión para tratar de impedir los hechos de inseguridad es de cuatro millones de dólares mensuales. Hay una oficina, llamada Dependencia de Prevención del Delito del Departamento del Primer Ministro y del Gabinete, que tiene como misión coordinar los recursos y las medidas para concertar asociaciones con autoridades locales, mediante el mecanismo de "consejos por una comunidad más segura".

Javi Guerrero

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